El Estado Islámico se apovecha del vacio de poder para controlar varias ciudades libias

  • La ONU pide a los libios recuperar el espíritu del alzamiento contra Gadafi

El vacio de poder en Libia ha sido aprovechado por el grupo terrorista DAESH, el autodenominado Estado Islamico ya tiene en su poder varias ciudades en el este y lucha por otros enclaves. A 300 kilómetros de Europa los islamistas imponen ya la sharía.

El 17 de febrero de 2011, y al socaire de las revoluciones en los vecinos Túnez y Egipto, grupos de oposición a Gadafi se levantaron en la ciudad de Bengasi, la segunda en importancia del país. Tras meses de protestas, combates y represalias, la revolución triunfó gracias a la intervención de la OTAN, que bombardeó a las fuerzas del dictador cuando comenzaban a recuperar parte del terreno perdido.

Cuatro años después, y con el coronel linchado y asesinado, Libia es un Estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, en el que dos gobiernos, uno rebelde en Trípoli y otro exiliado e internacionalmente reconocido en Toubruk, luchan por el poder y el control de los recursos naturales.

A la vera de cada uno de ellos combaten milicias islamistas, ex oficiales gadafistas, líderes tribales y señores de la guerra dedicados al tráfico ilegal de armas, drogas, personas y petróleo, mientras grupos yihadistas afincados en el Sahel o vinculados al EI aprovechan la ausencia del Estado para infiltrarse en el país y avanzar desde el sureste hasta controlar varios puntos estratégicos.

La primera ciudad en caer es Derna, muy próxima a la frontera con Egipto es ya considerada la primera provincia del califato terrorista fuera de Irak y Siria. El pasado 9 de febrero es sometida Nawfaliyah, muy próxima a una ciudad muy valiosa es Sidra, su importancia radica en sus instalaciones petrolíferas.

La alta representante de política exterior de la Union Europea no descarta una misión internacional integrada entre otros países por España para frenar el avance del terrorismo de DAESH. El objetivo de este grupo terrorista es imponer un califato mundial, en el que estaría incluida España y parte de Francia, dentro de Europa. Italia estaría dispuesta a liderar una misión internacional formada por países europeos, entre ellos España

En este contexto, el enviado especial de la ONU para el conflicto en Libia, Bernardino León, instó hoy a los libios a recuperar los objetivos de la revolución que iniciaron hace cuatro años y aparcar las diferencias para construir un Estado nuevo, unido y democrático.

En una carta con motivo de la conmemoración este martes del cuarto aniversario del alzamiento que acabó con el régimen dictatorial de Muamar Gadafi, León exhortó a los dos gobiernos rivales a aprovechar la nueva ronda de diálogo -prevista para la próxima semana en el oasis de Ghadamés- para poner fin al conflicto fratricida que ensangrenta el país y avanzar hacia la formación de un gobierno de unidad nacional.

"Los libios nunca creyeron que cuatro años después de la revolución estarían luchando entre ellos o contra esos grupos terroristas que sacan provecho del caos y cometen crímenes abyectos", afirmó León en alusión a la guerra civil y a los grupos yihadistas afines al Estado Islámico, que han asumido el control de algunas poblaciones del país.

"El diálogo se ha ganado su oportunidad en las últimas semanas. Con determinación y perseverancia, Libia sigue teniendo la opción superar la guerra, derrotar el terrorismo y recuperar el camino", subrayó.