El FMI sale al rescate de Ucrania al concederle más de 12.000 millones

  • El organismo exige reformas, como elevar el precio de la energía y los impuestos
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fmi_escudo1.jpg |Telemadrid

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha aprobado esta noche formalmente un programa de asistencia financiera a Ucrania, de dos años de duración, por valor de 17.000 millones de dólares (unos 12.258 millones de euros). Con esta decisión se da luz verde al primer desembolso de alrededor de 3.190 millones de dólares para Kiev, de los cuales 2.000 millones serán para apoyo presupuestario, con el objetivo de ayudar a estabilizar la maltrecha economía ucraniana.

Asimismo, el Fondo señaló que el segundo y tercer tramo de la ayuda financiera se realizarán tras sendas revisiones, cada dos meses, de la aplicación de las reformas exigidas por la institución financiera internacional. "Este programa económico tiene como objetivo restaurar la estabilidad macroeconómica, fortalecer la gobernabilidad económica y la transparencia, y promover un crecimiento sano y sostenible, que proteja a los más vulnerables", afirmó el FMI en un escueto comunicado.

Entre las reformas exigidas por la institución dirigida por Christine Lagarde figura la subida de los precios de la energía y el alza de impuestos.

El plan de ayuda, aprobado bajo el fondo de acceso excepcional del FMI, se produce tras la petición realizada por las nuevas autoridades de Kiev, en marzo pasado, tras la salida del ex presidente ucranianoViktor Yanukovich.

Con este anuncio, se trata de evitar la bancarrota del país y ofrecer algo de respiro a la frágil situación en Ucrania, donde las confrontaciones internas entre prorrusos y prooccidentales y la anexión de Crimea por parte de Rusia amenazan la estabilidad geopolítica en la región.

El Fondo prevé que la economía de Ucrania se contraiga este año en torno a un 5 %, pero espera que se recupere a partir de 2015.

Los precedentes, sin embargo, no juegan a favor de Kiev. Los dos intentos previos de paquetes de ayuda financiera, en 2008 y 2010, descarrilaron por la incapacidad de las autoridades ucranianas de poner en práctica las reformas requeridas.