Lissavetzky dice que Madrid es su "futuro" y que de que aquí no le "mueve nadie"

El candidato socialista en el Ayuntamiento de Madrid, Jaime Lissavetzky, ha afirmado este martes, echando mano de una cita del cineasta Woody Allen, que la capital es su futuro, que de la ciudad no le "mueve nadie" y que es su "último destino público". "A mí, como a Woody Allen, me importa mucho el futuro porque es donde voy a pasar el resto de mi vida. Me interesa el futuro de Madrid, mi ciudad y donde van a discurrir los próximos años de mi vida política, mis últimos años de dedicación pública. De aquí no me mueve nadie", ha subrayado, no sin antes confesar que también tiene en mente escribir un libro sobre sus vivencias en el mundo del deporte aunque dejará pasar "un poco el tiempo".

En un desayuno organizado por Nueva Economía, Lissavetzky ha estado rodeado por destacados socialistas, como Trinidad Jiménez y Miguel Sebastián, ambos con paso por el Ayuntamiento de Madrid. El exsecretario de Estado para el Deporte ha sido presentado por su "gran amigo" y casi "hermano", el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Jaime Lissavetzky retó a Alberto Ruiz-Gallardón a aclarar si estará los cuatro años siguientes como alcalde si gana el 22 de mayo los comicios locales y dijo desconocer si existe un pacto en el PP para que Ana Botella se haga cargo de la Alcaldía antes de que finalice la próxima legislatura.

Asimismo, arremetió contra el alcalde por haber dicho, comentó, que no atenderá las reivindicaciones de los bomberos, que, según el candidato socialista, tienen razón en sus peticiones y son, junto al Samur, el colectivo más valorado por los madrileños.

Por otro lado, no dejó claro si, en caso de ser elegido él alcalde, Madrid se presentará de nuevo para organizar unos Juegos Olímpicos y dijo que en momentos de crisis se necesita un acuerdo político y social para presentar una candidatura de este tipo.

Respecto a la gestión de Gallardón como alcalde, denunció el crecimiento del número de parados en la capital, que no haya mejorado la calidad de vida de sus habitantes y el incremento de la contaminación y de la deuda.

Tras denunciar la subida de los impuestos y las tasas, a pesar de que Gallardón prometió que no lo haría, alertó del incremento del IBI tras la próxima revisión del catastro.

Asimismo, defendió una "ciudad inteligente" para el disfrute de sus vecinos y dijo que para conseguirlo es necesario un nuevo modelo productivo, más cohesión social y más democracia.

En su opinión, el paro es el mayor problema de los madrileños, por lo que propuso un pacto entre partidos políticos y agentes sociales y económicos para crear empleo.