Emprender en chino o cómo abrir un negocio cuando los demás piensan en cerrarlo

  • Entre enero y marzo el 66% de los nuevos autónomos extranjeros fueron chinos

Javier Xu es un ejemplo de empresario de éxito. Y es chino. Lleva 21 años viviendo en España, incluso tiene la nacionalidad española, pero conserva la mentalidad emprendedora de su país de origen. Hace menos de un año, compró una fábrica de muebles a un empresario que estaba arruniado, y ha conseguido sacarla adelante. Ahora fabrica sus propios muebles y los vende en la tienda que tiene en Leganés. Javier ha conseguido montar su pequeño imperio: además de la fábrica y la tienda, tiene un restaurante de comida española, un taller de coches y espera abrir en pocas semanas una gestoría.

Jaiver reconoce que "cuando hay crisis también hay grandes ocasiones". De hecho en mandarín crisis significa peligro y oportunidad. Asegura que sí que están notando estos malos tiempos económicos pero su receta es "luchar más, trabajar más".

Entre todos sus negocios emplea a más de 50 trabajadores y nos explica que no ha despedido a ninguno sino que ha ampliado la plantilla. Emplea a trabajadores chinos, pero también a españoles, como Carlos, el encargado de la tienda de muebles quien afirma que "llevo muchos años trabajando con Javier y es uno de los mejores jefes que he tenido".

CHINOS DE LUJO

Los comercios chinos no han dejado de crecer en los últimos años. De hecho en el primer trimestre del año, dos de cada tres nuevos autónomos extranjeros fueron chinos. Poco a poco van dejando atrás la imagen de "todo a cien" y la fama de mala calidad. El grupo Mulaya es la mayor cadena de ropa china que hay en España. Nació hace 8 años con una sola tienda en Madrid, ahora tienen 20 repartidas por todo el país. Como nos cuenta Aloe, secretaria de dirección del grupo "cuidamos la imagen y la calidad, y ofrecemos moda a buen precio", y añade que "nos está afectando la crisis, pero todo va sobre ruedas".

El aspecto de las tiendas Mulaya es similar al de las cadenas de ropa españolas. Todo está ordenado por colores y las dependientas atendienden a los clientes personalmente. Algunos clientes de hecho, ya han bautizado a este tipo de comercios como "chinos de lujo".