Mourinho olvida el "campo de patatas" y elogia al jardinero

El terreno de juego del estadio Santiago Bernabéu, que ya ha sido cambiado por su mal estado, fue calificado por el técnico del Real Madrid, José Mourinho, de "campo de patatas" tras el partido del miércoles ante el Espanyol, pero hoy el entrenador luso elogió al jardinero del club, Paul Burgess.

"Me quieren hacer el dictador que no soy", aseguró Mourinho, y negó que haya sido él quien pidió el cambio de césped. "El campo está así desde pretemporada. Yo no soy jardinero y me han dicho que la única solución era cambiarlo", subrayó.

"El único momento posible es ahora, porque hasta el (partido del) Deportivo hay tiempo para hacerlo. Pero no ha sido petición mía, ni de los jugadores. Es un análisis de todos y del jardinero, que es un fenómeno y ha ganado muchas veces premios en Inglaterra. Tenemos mucha confianza en él", añadió.

Por eso quiso matizar sus palabras el técnico madridista y explicó que, cuando dijo que era "un campo de patatas", no quería atacar al jardinero.

"Tenemos un equipo de jardineros absolutamente fantástico. Nunca lo he tenido igual por calidad, dedicación y profesionalidad. Lo que ha pasado en el Bernabéu no es culpa suya, sino de la naturaleza. Un hongo es un problema imposible de controlar. No era una crítica. No quise hacer nunca un comentario negativo", aclaró.

Otro asunto que ha generado revuelo en torno a Mourinho ha sido el lanzamiento de la botella de plástico de agua, vacía, que hizo contra su propio banquillo en Anoeta tras un fallo defensivo de Sergio Ramos.

"La botella era de plástico y estaba vacía porque no soy tonto. Había terminado de beber el agua y era una botella inofensiva", aseguró entre risas.

"Además, Rui Faria no es estúpido. No ha tenido miedo porque la botella era de plástico y no ha tenido peligro. Además no me enfado con Sergio Ramos, es con todos por situaciones que me parecen básicas y se complican", agregó.

Quiso escapar hoy Mourinho de la imagen de dureza que se está formando a su alrededor. Admitió que el único punto de discusión con sus jugadores hasta el momento, en el que ha impuesto su criterio, ha sido sobre las concentraciones del equipo para los partidos en el Bernabéu.

"Se habla mucho de disciplina de sargento de hierro y parece que estamos en un campo de concentración. Estoy construyendo con los jugadores una relación muy buena que permite hablar mirando a los ojos, ser crítico y que puedan estar o no de acuerdo", relató.

"La única cosa que a algunos no les gusta mucho es el tema de las concentraciones para los partidos en casa, no lo escondo. A cinco jugadores no les gusta, pero no es un problema porque en esta vida en común que queremos tener por mucho tiempo hay espacio para estar de acuerdo y en desacuerdo en algunos detalles", sentenció.