Djokovic y Serena mantienen el orden con su experiencia

  • ATP: Djokovic se dispara y Murray acecha a Nadal

El primer grande de la temporada, el Abierto de Australia, acabó prácticamente como empezó, ahogando las ilusiones de las nuevas generaciones y con los vigentes números uno del mundo, el serbio Novak Djokovic y la estadounidense Serena Williams, prevaleciendo sobre el resto.

El debate sobre el cambio generacional acabó cercenado por la experiencia y el poderío de ambos, muy superior de los que aspiran a usurparles el trono en un futuro.

QUINTO TÍTULO PARA 'NOLE'

Djokovic ganó por quinta vez en Melbourne Park y Andy Murray perdió por cuarta vez la final, y la tercera ante el serbio. Nole se había deshecho antes del suizo Stan Wawrinka, defensor del título, mientras que Andy dejó al checo Tomas Berdych en el camino. Más atrás quedaron el canadiense Milos Raonic, el español Rafael Nadal, y el japonés Kei Nishikori.

"El éxito consiste es ser feliz. No en ganar cada torneo en el que juegues, porque eso es imposible", dijo Murray resignándose ante la fatalidad y tras encajar una derrota para la que se había preparado antes, por si se daba.

"Para mí, es un privilegio ser nombrado en ese pequeño grupo de leyendas del tenis", añadió por su parte Djokovic que ha igualado con 8 Grand Slams a Andre Agassi, Jimmy Connors, Ivan Lendl, Fred Perry y Ken Rosewall. Auque todavía está lejos de los 17 de Roger Federer, y de los 14 de Rafael Nadal y Pete Sampras.

En el cuadro masculino se han dejado ver figuras emergentes como los australianos Nick Kyrgios, Thanasi Kokkinakis y Sam Groth, que seguramente darán mucho que hablar... en futuras ediciones de este abierto, especialmente donde las condiciones de pista súper rápida se adaptan perfectamente al martillo-cañón que tienen como servicio.

Pero no todo el circuito se disputa en pistas como las ultrarrápidas de 'plexicushion' de Melbourne Park este año, y solo los que logran la regularidad y puntúan en el resto de los torneos importantes, sobre todo en los Grand Slams y Masters 1000, logran acercarse al grupo de los "cuatro grandes", que ahora más que nunca parece más cerrado a los Djokovic, Federer, Nadal y al resignado Murray.

SERENA, REINA DE AUSTRALIA

En el cuadro femenino, Serena Williams dio una lección de pundonor y saber hacer. No partía como clara favorita, después de encajar dos derrotas en la Copa Hopman de Perth. Llegó con dudas a Melbourne, y además jugó el último tramo del torneo con catarro.

Supo aguantar el empuje de las nuevas "oleadas de jovencitas" que este año han vuelto a contraatacar con fuerza. Caso de la española Garbiñe Muguruza, la estadounidense Madison Keys, una renovada alemana Julia Georges, y el regreso de la rusa Ekaterina Makarova. Todas ellas formaron una lista, que a diferencia del cuadro masculino, parece algo más extensa en cuanto a las que vienen empujando.

Al final Serena, número uno, tuvo que vérselas con la rusa Maria Sharapova, número dos. Ambas impidieron una finalista nueva. Cortaron en seco las aspiraciones del resto. Y Serena, que incluso vomitó en mitad del partido, aprovechó su mayor fuerza mental con respecto a Maria.

También dejó ver su indiscutible mejor servicio, quizás el mejor en la historia del tenis femenino, para igualar sobre la pista el soberbio discurso que ofreció en la entrega de trofeos tras recibir la copa de manos de Martina Navratilova, a quien ya sobrepasa con un Grand Slam más, en total 19.

"Una pelota, una raqueta y una esperanza", resumió Serena para recordar al público de la Rod Laver Arena como empezó todo para ella en el tenis, saliendo del Bronx de Nueva York, y mirando ahora próxima a cumplir 34 años, todo lo que ha recorrido.

LA VISTA PUESTA EN ROLAND GARROS

Acaba Melbourne Park, y en el horizonte de mayo aparece Roland Garros, donde los nueve títulos de Rafael Nadal todavía asombran. El español se restablece de las heridas del Down Under en los torneos de Río de Janeiro y en Buenos Aires después, pisando tierra para luego continuar en los Masters 1000 de Indian Wells y Miami, de nuevo en pista dura.

Y es París lo que centra ahora la atención de los dos ganadores en Melbourne. Para Djokovic, porque nunca lo ha ganado y ha caído dos veces en la final, y es el único del Grand Slam que falta en su palmarés. Para Serena porque a pesar de que ha triunfado allí en dos ocasiones, con un paréntesis de 10 años entre ambas, ha admitido que en Wimbledon y en el Abierto francés es donde más suele sufrir, de los cuatro 'majors'.

"No voy a París pensando en el 20", dijo Serena, ahora situada a tres títulos del récord de la alemana Steffi Graf, "voy con la intención de ganarlo". "En este tipo de grandes partidos aparecen los mejores del mundo", asumió Djokovic tras perder la final del 2014 ante Nadal entonces, y reconocer también que vencer a Rafa en París "es muy complicado" aunque lo seguiría intentando "hasta el final de la carrera".

Ahora, con su quinto Abierto de Australia en el bolsillo, habiéndose convertido en ganador de un grande, ya en el papel de marido y padre, todo puede suceder para el de Belgrado, el "increíble guerrero", como le han bautizado este año en Melbourne.