Bordalás: "Ha habido una campaña de desprestigio contra el Alcorcón"

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José Bordalás, técnico del Alcorcón, ha declarado en una entrevista con EFE que las críticas que han recibido en los últimos tiempos las ha vivido "con bastante tristeza", porque "no" se las "merecen", y ha asegurado que ha habido "una campaña de desprestigio importante" contra su equipo.

Bordalás (Alicante, 1964) cumple su tercera campaña al frente del Alcorcón. En la primera, disputó la promoción de ascenso a Primera, en la segunda regresó a mitad de temporada al club alfarero, que estaba en descenso, y logró la permanencia. En la presente lucha por la salvación y por capear un temporal que le ha llevado a estar diez partidos sin conocer la victoria y a recibir críticas de la afición por el juego desplegado y de los rivales acusándolo de violento.

Tras 28 jornadas, ¿qué balance hace de la campaña?

No me gusta hacer balances a mitad de competición porque soy de hacerlos al final. Estamos en mitad de tabla, nos hubiese gustado estar más arriba y en una situación más tranquila, pero sabemos que la Segunda es dura y difícil y ahora mismo trabajamos para afrontar el compromiso siguiente contra Osasuna, del que me entristece las noticias extradeportivas que escucho.

Hace dos partidos vencieron al Leganés (1-2) y rompieron una racha de diez partidos sin ganar. ¿Cómo se explica esa dinámica?

No me había ocurrido nunca. Es cierto que hubo muchos empates y no tantas derrotas, pero eso nos ha lastrado, sobre todo en casa, que es el déficit que tenemos. Ahora estamos donde tenemos que estar y hay que ser conscientes de que el objetivo es salvar la categoría.

Cuando hay una mala racha suelen surgir críticas. ¿Qué le pareció el comunicado de la Comisión de Peñas mostrando su descontento con su labor?

Lo vivo con bastante tristeza porque creo que no se lo merecen mis compañeros, el club, el director general y el propio técnico. Aquí trabajamos en cuerpo y alma, dedicamos muchas horas, y quizá tenemos que hacer autocrítica. No somos perfectos, nos equivocamos, pero tenemos que animar y sumar, lo que no podemos es restar.

No tengo ninguna queja de la afición, pero hay que ver, por ejemplo, que el Racing, que lleva todo el año en descenso, el otro día tuvo 9.000 personas animando. Nunca han pedido la cabeza del entrenador ni de nadie. Hubo un cambio de entrenador, lo respetan, y siguen apoyando. Aquí son menos aficionados pero tienen que animar.

¿Le dio tranquilidad el comunicado que hizo el club mostrando el respaldo a su labor?

Sí, por supuesto. El club siempre me ha respaldado y sabe quién soy, cómo soy y la dedicación que tengo. Ahora vivo por y para el Alcorcón hasta el último día. Somos los mismos que hace dos años jugamos una promoción y los mismos que llegamos en una situación agónica el año pasado, con un equipo en descenso que al final se quedó a un partido de otra promoción.

Tenemos que estar unidos porque criticando no vamos a ningún sitio. Nosotros no criticamos el hecho de que vengan pocos aficionados. Entendemos que no estamos ganando partidos, no conseguimos resultados y los horarios no gustan, pero tratamos de cambiarlo y nos tenemos que adaptar.

Le pregunto por David González, un jugador que vino en verano con su visto bueno pero que salió hace poco sin apenas jugar.

Tuvimos mucho interés en su momento por traerlo, pero las necesidades del equipo y su forma de interpretar el fútbol, unido a que no se adaptó a lo que es el Alcorcón y lo que el equipo necesitaba de él, propiciaron su marcha.

Según estadísticas de la LFP, el Alcorcón, con 132 amarillas, es el equipo más amonestado, seguido del Betis con 106. ¿Qué conclusión saca de ese dato?

Somos el más amonestado, pero no voy a poner en duda el trabajo de los árbitros, aunque sí ha habido una campaña de desprestigio importante. Se ha confundido lo que es la intensidad, o más bien, se ha querido confundir, y nos han acusado de equipo violento. Eso ha hecho mella porque lo tenemos que ver en cada partido.

El más reciente contra el Recreativo, cuando Fernando, en la primera falta que hace ve amarilla y luego es expulsado. Era una falta normal, de las muchas que se hacen. Pongo ese ejemplo, pero en general nos amonestan enseguida y cada falta es tarjeta.

¿Piensa que de esa supuesta campaña de la que habla pueden venir las acusaciones que reciben de ser un equipo violento?

Sí, porque se ve en las previas a cada partido, con declaraciones de técnicos y compañeros que me han sorprendido. Cuando dices una mentira muchas veces, en este país la gente termina creyéndoselo y desgraciadamente estamos pagando eso. Ha habido compañeros que han sido muy atrevidos. A nosotros nos han hecho hasta viñetas.

Lo recuerdo en Vitoria con el Alavés o en Valladolid, que igualmente nos acusaron de violentos. Los medios mueven mucho y si se comenta tanto de un equipo que es violento, todo el mundo acaba creyéndoselo. Los propios árbitros no lo hacen con ninguna mala intención, pero sí que nos están castigando con dureza. La primera falta siempre es tarjeta. No se hace justicia con nosotros.

¿Piensa que las críticas que recibe surgen de una comparación con su anterior etapa, cuando se disputó promoción de ascenso?

Lo pasado hay que verlo como algo muy importante y valorarlo en su justa medida, pero cada año no es posible luchar por ascender. Es imposible. Aunque sea Segunda, que hay una gran igualdad, hay clubes con estructura y jugadores que son muy fuertes. Hay que ser realistas.

El objetivo es la permanencia. Si se consigue, ¿seguirá una temporada más?

No puedo hablar de futuro porque el mío y el del Alcorcón es inmediato. Acabo contrato el 30 de junio. Soy una persona feliz, tengo magníficos compañeros, hay un ambiente bueno y trabajamos en cuerpo y alma para dejar al equipo en el fútbol profesional. A partir de ahí veremos lo que ocurre.

¿Estaría dispuesto a seguir si le ofrecen continuar?

Ahora mismo no nos lo planteamos ninguna de las partes. Hay un dueño, que es Roland Duchatelet, que cuando acabe el campeonato decidirá si en el futuro cuenta conmigo o no y también si a mí me interesa seguir o no. No me preocupa eso ahora lo más mínimo.