Un proyecto escénico reivindica la vida y la obra de Sor Juana en Cubas de la Sagra

  • Sus convecinos piden al papa Francisco que la canonice

Sor Juana llegó a Cubas con 15 años, vestida de hombre. Se había escapado de casa para evitar que sus padres la casaran, y poder consagrarse a Dios. Por aquel entonces, no existía el convento; sólo un grupo de mujeres piadosas que atendía el santuario. Una década después, comenzó sus famosas predicaciones. Llegó a hablar durante horas, y a veces en idiomas que no conocía, como el vasco y el árabe.

Hablaba –decía ella– para «fortalecer la fe de los sencillos», pero terminó atrayendo al mismo emperador.

Sus convecinos de Cubas de la Sagra, que Fue una mujer adelantada a su tiempo: consejera, intelectual, compositora, párroco, monja y en breve podría convertirse en santa. Ahora, un proyecto escénico reivindica la vida y obra de esta mujer excepcional. Sus convecinos de Cubas de la Sagra, la localidad donde vivió hasta su muerte, piden al papa Francisco que la canonice.