Verino y Duyos, un viaje hacia la felicidad

  • Agatha Ruiz de la Prada contiene el color y ajusta el patrón

Que la mujer sea feliz y esté guapa es el objetivo de Roberto Verino y Juan Duyos, dos diseñadores que, con sus respectivas colecciones para la próxima temporada de primavera/verano 2016, reivindican una vida más plácida, sin ruidos ni agobios, en una pasarela cada vez más marcada por el optimismo.

La moda, uno de los sectores más afectados por la crisis, comienza a ver la luz al final del túnel de la pasarela, con nuevos proyectos, cierto repunte en las ventas y un sentido compartido de optimismo, que los diseñadores han mostrado en sus colecciones, durante la primera jornada de la Madrid FashionWeek.

Con "Un balcón al mar", el gallego Roberto Verino ha subido a la pasarela prendas que invitan al relax y a iniciar un viaje en barco por la costa mediterránea española, "con prendas cómodas de rayas marineras y estampados que trasladan a la felicidad", indica a Efe Roberto Verino.

Túnicas, monos y vestidos de líneas sensuales, que dejan entrever mucha piel, han desfilado estampadas con motivos vegetales y en tonos planos, rojo bermellón y verde esmeralda; en una clásica sinfonía de piezas que se adaptan al protocolo que exige las horas del día: mañana, tarde y noche.

Por primera vez, Verino sube a la pasarela prendas de baño. "Son bañadores sofisticados que nacen los intención de afianzarse, de ir creciendo", cuenta el creador gallego sobre este nueva e ilusionante línea de negocio.

Confeccionadas en clave sofisticada, estas prendas llegan arropadas con un halo dorado, porque "el color oro expresa, ilusión, optimismo y felicidad", reitera.

Juan Duyos toma este testigo de felicidad y optimismo en su colección "Obumu", una palabra que significa solidaridad en la lengua de los pueblos Kasenda y Kimya (Uganda), una región "muy bonita" pero también desfavorecida, en la que trabaja la ONG Kelele, con la que colabora desde hace un año y cuyo trabajo ha querido homenajear en un desfile, acompañado con las voces del Coro Infantil de Loranc del colegio Fregacedos de Fuenlabrada (Madrid).

"Quiero hacer prendas bien hechas, me apetece más que nunca poner guapa a mis clientas, que estén felices, contentas, y también que la moda, que parece un mundo muy frívolo, lance un mensaje de solidaridad en estos momentos tan delicados", ha señalado el creador refiriéndose a la crisis migratoria.

Ha abierto la pasarela un vestido-joya hecho con pedrería y abalorios, que ha erigido sobre el cuerpo de la modelo un tapiz de besos y abrazos, y que ha servido como simbólico pistoletazo de salida, de una sinfonía de prendas de arquitectura estructurada.

Guipur, seda, organza y bordados de microlentejuelas se alían en el taller del diseñador con delicadeza, para dar vida a vestidos de silueta muy femenina, destinados a una clienta de alto poder adquisitivo y gusto sofisticado.

Con un discurso más personal, Francis Montesinos ha firmado "A flor de piel", una colección que fusiona influencias tan dispares como el teatro kabuki y el 'rock and roll', en honor a su amigo, el músico Gene Simmons, del grupo Kiss, que ha sido el invitado de excepción de la jornada, junto a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmen, y el diseñador Elio Berhanyer.

Cazadoras de cuero con tachuelas, mallas o un mono de redecilla, en clave sobria y canalla, han competido en protagonismo con los iconos del creador valenciano: vestidos de encaje, faldas a ras de suelo, transparencias, lunares y un alta dosis de sensualidad.

Modesto Lomba tampoco renuncia a su propio legado en la colección número 59 de su trayectoria. "No podemos dejar de ser nosotros", explica el diseñador, que mantiene la senda constructivista, arquitectónica y las formas de origami, en siluetas que se dejan influenciar por el quimono japonés, teñido con colores tierra y blanco roto, y líneas rojo y verde.

"Estamos recuperando proyectos y muy ilusionados con las ventas" relata Lomba, que no quiere decirlo muy alto, por miedo a atraer a la mala suerte, ironiza.

Por la mañana, el mensaje de felicidad ha venido del universo artístico de los hermanos Aitor e Iñaki Muñoz, y su firma Ailanto, el minimalismo tropical de Ángel Schlesser y la explosión de color de Agatha Ruiz de la Prada.

La diseñadora madrileña ha puesto a bailar y a sonreír a sus modelos en una propuesta marcada por los colores pastel y los patrones con alma comercial, con los que puede querer aprovechar la visibilidad que le ha dado su clienta más mediática, Miley Cyrus.

La Madrid FashionWeek continuará mañana con las propuestas de los jóvenes Moisés Nieto, la lencería de Andrés Sardá y el lenguaje futurista de Amaya Arzuaga.

ÁGATHA RUIZ DE LA PRADA

La diseñadora de corazones, Agatha Ruiz de la Prada, sujeta las riendas de su universo de color y silueta imposible y lo sustituye por prendas cómodas para el 'afterwork', con alma comercial y cuidada costura, en la primera jornada de la 62 FashionWeek Madrid.

Los icónicos vestidos globo, nube y corazón han desaparecido del 'desfile-espectáculo' de la diseñadora madrileña, para dejar paso a prendas de estilo "casual-chic", ideadas para transformar el estilismo de trabajo, por otro, destinado ideada para el ocio vespertino.

"Lo moderno ahora no es ir muy arreglado, con vestidos de cóctel, sino con prendas cómodas, de calidad, atractivas y luminosas, una propuesta que definiría como 'casual-chic'", explica a Efe Agatha Ruiz de la Prada, momentos antes de su desfile.

En una pasarela tapizada con corazones amarillo canario, color que simboliza el estío, De la Prada ha comenzado su viaje de verano con prendas de punto, en tonos relajados, como el rosa palo y el azul bebé, aunque fiel a su paleta cromática, no han faltado vistosos verdes, corales y magentas.

Han brillado las prendas con flecos "en tres colores degradados", pantalones "con silueta de pata de elefante", y un traje de novia confeccionado en neopreno "níveo, con efecto gotelé", que lució la modelo Carla Crombie, con un tocado de flecos a modo de velo, en tres tonos de rosa.

Es difícil saber, si este sutil cambio en el imaginario de Agatha Ruiz de la Prada se debe a que Miley Cyrus se ha convertido en su clienta más mediática e internacional, después de elegir dos de sus diseños para presentar la gala de los premios MTV.

"Me emociona que, después de 30 años, Miley Cyrus, una de las 'celebrities' del momento, luzca en una misma noche, dos modelos con sello Agatha", cuenta la creadora.

Este romance Agatha-Cyrus, comenzó a través de la red social Pinterest, cuando la estilista de la polémica cantante, Simone Harouche, descubrió los diseños de De la Prada.

Harouche se puso en contacto con la firma para solicitar varios diseños. "Le enviamos lo que teníamos más a mano, porque mucho está en exposiciones", detalla.

Pero, llegaron con mucho retraso, el mismo día de la gala, cuando la cantante ya había elegido otros modelos.

Aún así, la creatividad de Agatha Ruiz de la Prada conquistó a la mediática cantante y, en el último momento, decidió lucir los modelos "Ojos y boca" y "Vestido pared multicolor".

"Me siento muy afortunada", indica la diseñadora, que ha notado una repercusión en las ventas de su tienda de Nueva York, y mayor notoriedad en las redes sociales.

Poco antes, el tándem formado por los gemelos Aitor e Iñaki Muñoz, conocidos Ailanto, recrearon sobre la pasarela la obra de David Hockney en piezas de gusto "folk" y apuntes surferos.

Como es habitual en ellos, sobre siluetas vaporosas se han visto estampados creados por ellos mismos: "Hemos querido recrear la etapa del pintor dedicada a las piscinas californianas, con el agua salpicando, y las plantas de interior y exterior, como la maranta y la costilla de Adán", señala a Efe Aitor Muñoz.

En esa atmósfera folk, protagonizado por prendas con aire 'deshabillé', no podía faltar la técnica del 'patchwork', en monos, vestidos, abrigos y chalecos veraniegos, todos ellos en tonos claros y luminosos que jugaban con otros, más vibrantes y saturados.

El gusto por el minimalismo de Ángel Schelesser ha tomado el testigo de los gemelos vascos, con un discurso cuajado de reminiscencias orientales y tropicales.

El vestido en largo midi y cortes asimétricos es el eje vertebral de una colección coloreada en blanco y negro, y salpicada con notas de verdes, azules y rojos.

Un coqueto paisaje minimalista y masculino, con sello Schelsser, donde volantes amplios, bolsillos y aberturas son una bocanada de aire fresco y aportan el detalle más femenino.