La obsesión rusa "Betrayal" roba el protagonismo a la "Superstar" francófona

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La película francesa: Superstar
La película francesa: Superstar |Telemadrid

El León de Oro ha recibido este jueves a sus dos primeros pretendientes en la Mostra: la enrevesada obsesión del ruso Kirill Serebrennikov, "Betrayal", plagada de hallazgos visuales, y la decepcionante fábula francobelga "Superstar", de Xavier Giannoli, mirada reiterativa sobre los fenómenos de masas.

Superada la apertura fuera de concurso por parte de Mira Nair, el jurado de Michael Mann se enfrenta a las primeras películas que tendrán que demostrar su valía para figurar en el palmarés.

La cinematografía rusa, que en los últimos diez años ha sido premiada en dos ocasiones -con "El regreso" ("The return"), en 2003 y con "Fausto" en 2011- ha revalidado su título de cine digno de premio gracias a "Betrayal", hipnótico cóctel del erotismo fatalista de Hitchcock con la psicología torturada y cauterizada de Ingmar Bergman que se antoja muy del gusto de la artista autolesiva Marina Abramovic, miembro del jurado.

Serebrennikov, apoyado por unos planos secuencia concebidos con precisión y poética arrebatadoras, enfría la sinrazón del despecho y la decepción sentimental que arrasa la cotidianeidad de una médico y su paciente cuando descubren que sus respectivas parejas tienen una aventura extramatrimonial.

"Quería filmar cómo discurre el tiempo, cómo se siente un hombre cuando pasa algo que le impacta. Cuando yo me concentro, el tiempo pasa a una velocidad distinta que cuando no. Y filmar sensaciones implica a veces no dejar todos los cabos bien atados", ha explicado el realizador ruso, que da el protagonismo a una actriz alemana, Franziska Petri, y al macedonio Dejan Lilic.

A través de movimientos de cámara que abrazan los cuerpos, y con un sentido impecable de la atmósfera, Serebrennikov consigue su propósito de transmitir "la sensación de haber perdido a la persona que amas y la obsesión por querer recuperarla, reconectarte con ella aunque sea de una manera imposible", ha argumentado.

Y ese "imposible" pasa por un humor negrísimo y una peculiar estructura de sustitución que, como las muñecas matrioskas, desvela nuevos personajes, casi antagonistas, encapsulados dentro de los personajes, especialmente el femenino.

"Las mujeres siempre han sido más fuertes que los hombres. Son como serpientes que mudan su piel, que se visten de nuevo ante nosotros y emergen más bellas y más jóvenes", ha reconocido un director que ha sido aplaudido por sus compatriotas al decir sin pudor que no soporta a Dostoyevski.

"Entiendo que es un genio, pero a mí no me gusta nada. No creo que sus personajes respondan a lo que es Rusia. Yo no soy así, ni mis padres. Me siento más identificado con lo que muestra Gógol", ha sentenciado quien ya ganó la primera edición del Festival de Roma con "Playing the Victim".

El cineasta francés Xavier Giannoli, por su parte, quería hacer "el retrato de una era" con "Superstar", una fábula oscura que critica la futilidad de los fenómenos mediáticos que no ha convencido a la prensa especializada.

INFLUENCIAS DE KAFKA

Con la mala suerte de que su premisa -un hombre despierta un día convertido en una celebridad y no llega nunca a saber por qué- es muy parecida a una trama de "A Roma con amor" ("To Rome With Love"), de Woody Allen, o incluso a la última película de Matteo Garrone, "Reality", Giannoli encuentra su tabla de salvación en sus actores, Cecile de France y, sobre todo, Kad Merad.

"El absurdo me parece la manera más realista de abordar estos fenómenos. Por eso me parecía importante que la pregunta principal, el porqué de todo, acabara siendo algo secundario", ha explicado el director.

Para explicar a su protagonista, Giannoli cita al Gregor Samsa de "La metamorfosis", de Kafka, pero el recorrido intelectual de su metáfora acaba mucho más cerca y el resultado no ha resultado especialmente brillante ni novedoso.

"Hoy en día las redes sociales dictan a los medios cuál es la realidad y los medios crean noticias bomba muy efectivas, tienden a lo espectacular y a lo sensacionalista", ha dicho, si bien ha reconocido que ya está todo inventado. "No deja de ser eso de lo que habla 'Las ilusiones perdidas', de Balzac. La mercantilización del pensamiento y de la realidad".

Las obsesiones de Giannoli siguen ahí, pero con menos fuerza. En "Quand j'étais chanteur", su acercamiento a la vulgaridad acababa encontrando un encanto que ahora es más agrio y más simplista. Y del retrato de la mentira ilusionante que había trazado en "À l'origine" solo queda una instantánea menos acertada del engaño.

En cualquier caso, la apuesta de esta primera jornada de la Mostra ha sido cine de autores más que de estrellas, algo que quedará mañana compensado por la presencia del ídolo juvenil Zac Efron, protagonista del filme a concurso "At any price".