Ginés Martín abre la primera Puerta Grande de San Isidro en la tarde de su confirmación

  • Gran tarde de los de Alcurrucén, que también permitieron el lucimiento de El Juli y Álvaro Lorenzo

Y a la decimocuarta de San Isidro... ¡se abrió la Puerta Grande!

Mira que ha habido toros con orejas para cortar y que se han ido por fallar a espadas. En la decimocuarta hubo seis de Alcurrucén, con sus más y sus menos, pero todos diciendo a gritos: "¡Oreja, que llevo oreja para cortar!".

Ginés Marín confirmó en el tercero, el único sosote y parado del encierro, con el que el extremeño ya dejó claro que no venía de paso, sino dispuesto a triunfar. Y así lo intentó por ambos pitones, farol, adornos y bernadinas, que tras tres pinchazos le permitió saludar una ovación.

Y hubo de ser en el sexto, con el que sacó a relucir la izquierda. Izquierda y derecha, pero sobre todo la zurda. Y sobre todo un natural tan largo como el firmamento en solsticio de verano, tan despacio (despacito, despacito, que despacio es más difícil, pero mucho más bonito) ligado a uno de pecho que hicieron rugir a los tendidos de Las Ventas.

Un amigo mío se fue en el quinto a trabajar y todavía está llorando por las esquinas por haberselo perdido, pues siguió otra tanda de naturales, que tras la entera caída le valieron las dos orejas.

Otras dos hubiera sumado El Juli, quien aceptó el reto de Casas de medirse con dos nuevas promesas. Una le cortó al segundo por una faena maciza, inteligente, aprovechando bondad y nobleza, recorrido y querencia. Y otra más pudo haber cortado en el cuarto, más complicado, pero con buen fondo, que disfrutó el de Velilla con decisión, cabeza y hasta gusto por momentos, pero que malogró al fallar con el acero.

Y todo en una tarde en la que Álvaro Lorenzo saludó sendas ovaciones, por faenas que pudieron ser también de oreja, como las dos que se llevó Ginés Marín, abriendo en la decimocuarta, ¡por fin!, la Puerta Grande de Las Ventas...

LA FICHA

Seis toros de Alcurrucén, con seriedad, cuajo y muy astifinas defensas, además de la finura de hechuras y baja alzada de la mayoría. Completaron una corrida exigente y típica de su encaste Núñez: distraídos y hasta mansos en los primeros tercios, casi todos rompieron y tuvieron opciones en la muleta, dentro de su exigencia. Destacó sobremanera el sexto, de repetidas y profundas embestidas.

El Juli, de caldero y oro: estocada desprendida (oreja); pinchazo y media estocada trasera desprendida (ovación).

Álvaro Lorenzo, de purísima y oro, que confirmaba la alternativa: estocada (ovación); estocada contraria (ovación).

Ginés Marín, de pizarra y oro, que confirmaba la alternativa: tres pinchazos y descabello (ovación tras aviso); estocada desprendida (dos orejas) Salió a hombros por la Puerta Grande.

Decimoquinto festejo de la feria de San Isidro, con lleno en los tendidos (23.007 espectadores), en tarde calurosa.