El surrealista Chirico, inventor de la pintura metafísica, en Madrid

  • Caixaforum Madrid dedica una exposición a este pintor que siempre fue a contracorriente y que podrá verse hasta el 18 de febrero
El surrealista Chirico, inventor de la pintura metafísica, en Madrid
El surrealista Chirico, inventor de la pintura metafísica, en Madrid |Telemadrid

Plazas desiertas con iluminaciones imposibles, maniquíes de la deshumanización, templos instalados en medio de una habitación o muebles en un valle solitario. La enigmática visión de la realidad de Giorgio de Chirico llega hoy al Caixaforum Madrid, donde podrá verse hasta el 18 de febrero.

De Chirico ha pasado a la historia como el inventor de la pintura metafísica, que evoca el sueño, la memoria y el tiempo suspendido, y por la que es considerado precursor del surrealismo, pero también propugnó el retorno al clasicismo y acabó siendo repudiado por quienes lo auparon.

"Siempre fue a contracorriente, no se dejó encasillar", ha señalado hoy en rueda de prensa Isabel Salgado, directora de exposiciones de Caixaforum, que también ha incidido en que su influencia va más allá del arte, ya que la reflexión sobre el inconsciente ha ocupado buena parte del siglo XX.

La exposición de Caixaforum, la mayor antología que se ha dedicado al artista en España, evidencia esas dos tensiones entre las que se mueve su obra, la naturalista y la metafísica, a través de 142 obras, la mayoría óleos, pero también dibujos, litografías y esculturas de toda su trayectoria, desde 1913 a 1976.

Sus meditaciones sobre la realidad y las lecturas de Nietzsche y Schopenhauer están en el origen de sus creaciones, que dan la clave de los tiempos convulsos y desasosegantes que le tocó vivir.

CLASICISMO, IRONÍA Y AMBIGÜEDAD

La muestra, organizada en colaboración con la Fundación Giorgio e Isa de Chirico y que ha pasado ya por Barcelona, se estructura en seis ámbitos. Comienza con una colección de retratos y autorretratos que evolucionan desde el clasicismo al intimismo, la ambigüedad y la ironía.

Unas veces se retrata a sí mismo disfrazado, al estilo de los grandes pintores franceses e italianos del siglo XVIII, con traje de época y fondo paisajístico, y otras desnudo, con fondo neutro, y un estilo mucho más contemporáneo. Las máscaras, los disfraces, los escenarios, toda la parafernalia teatral está también muy presente en su obra.

La segunda sección está dedicada a los interiores metafísicos, un tema que nació durante la Primera Guerra Mundial, cuando De Chirico estaba destinado en Ferrara, según ha explicado la comisaria Katherine Robinson.

Se trata de composiciones que ponen de manifiesto la tensión entre interior y exterior, una especie de cajas ópticas que albergan objetos cotidianos, herramientas de dibujo y cuadros dentro del cuadro; al otro lado de la ventana asoman paisajes y arquitecturas lejanas.

Una de las secciones principales es la dedicada a la Plaza de Italia y los maniquíes. El tema de la plaza nació en Florencia en 1910 como resultado de una "revelación" que el pintor plasmó en el cuadro "El enigma de una tarde de otoño", su cuadro más famoso, que no está en la muestra.

Sí están "Plaza de Italia con fontana" o "Poesía de verano" como ejemplos de la iconografía más reconocible de De Chirico, o en el siguiente apartado, los "baños misteriosos", un tema que nació en dos litografías y que después llevó a la pintura.

En los años 40 el artista, nacido en Grecia pero de padres italianos, se dedicó a recuperar los valores de la tradición pictórica renacentista y barroca, tal y como se recoge en la sección Historia y Naturaleza.

El recorrido se cierra con referencias al mundo clásico y gladiadores, cuadros que recogen la ambigüedad entre realidad y ficción que es marca de la casa.