El bodegón como protagonista de la pintura española en la Galería Marlborough

  • 'Marjana amarillo', de Claudio Bravo, en la exposición 'Naturaleza muerta. Pintura española siglos XX-XXI'

La galería Marlborough propone una reflexión sobre el bodegón y las naturalezas muertas en la pintura española con obras de destacados artistas de los siglos XX y XXI, como Picasso, Dalí, Miró, Cossío, Gordillo, Ballester, Tapies, Berrocal, Chillida, Barceló o Bores.

Comisariada por Kosme de Barañano, "Naturaleza muerta. Pintura española siglos XX-XXI" reúne alrededor de sesenta piezas de cuarenta y tres artistas cedidas por instituciones, museos o colecciones privadas, lo que permitirá contemplar obras que no han salido a la luz en muchos años.

Kosme de Barañano, al que le gusta más hablar de naturaleza silente o silenciosa que de bodegón, considera que todo bodegón nace bajo la apariencia de pintura naturalista, como si las frutas estuvieran tomadas del árbol dos minutos antes.

"Tras la vanguardia cubista parece que la pintura de género desaparece de la práctica de la pintura, como si la realización de bodegones fuera únicamente para los pintores académicos. Pero ésta es una apreciación enormemente equivocada", y así se demuestra en la exposición en la que se pueden contemplar maneras muy diferentes de enfrentarse a este tema.

En la pintura española del siglo XX, ha señalado el comisario durante una entrevista con Efe, "hemos dado los nombres más importantes como los de Picasso, Dalí o Miró, pero también ha habido una pintura de otros artistas que han mantenido en el género del bodegón un nivel altísimo".

Por ello, esta exposición "quiere hacer un homenaje a pintores que igual ahora no están en el mercado del arte muy sobre valorados pero que han tenido un nivel de exigencia y de producción muy bueno, como es el caso de Benjamín Palencia, Pancho Cossío o Bores, que estuvieron en París como grandes figuras".

En la selección de las obras ha primado la calidad de las mismas "además de volver a traer a la actualidad a pintores olvidados que son muy importantes. Es una cuestión de información, hay artistas muy destacados en París y en la postguerra española que hemos dejado atrás".

Según Kosme de Barañano "mucha gente se va a asombrar al contemplar lo que se hacía en los años 20 y 30". También hay artistas más actuales como Luis Gordillo "un primera división" del que se exhibe "Situación meándrica".

De grandes como Picasso y Dalí "no hay representación porque traer sus obras a una galería es un gasto importante. El único presente de los tres grandes es Miró con una escultura. Es el primero que empieza a hacer objetos con cosas que después vemos en Tapies, Manolo Valdés o Berrocal".

Precisamente una gran escultura de una mesa con flores de Miguel Berrocal en madera pintada recibe al visitante en un espacio en el que también se contempla "Naturaleza artificial", imagen de grandes dimensiones de José Manuel Ballester.

Antes de estas, el comisario ha situado como introducción pinturas de dos maestros valencianos que se mueven en las coordenadas postimpresionistas como son Joaquín Sorolla e Ignacio Pinazo.

Junto a ellos Juan de Echevarría, el gran pintor intelectual y maestro del bodegón en los años de principios del siglo XX en España, se exhibe junto a pinturas cubistas de Juan Gris y María Blanchard que dan paso a Pancho Cossío, Benjamín Palencia, Joaquín Peinado, Francisco Bores, Hernando Viñes, Luis Fernández o José María Ucelay.

Este último es uno de los artistas en los que el comisario ha querido poner un interés especial "y uno de mis preferidos. Creador muy importante de la vanguardia vasca está presente en el Reina Sofía, aunque poco representado en el mercado principalmente porque sus cuadros no los venden y tampoco hay una producción grande".

Entre los nacidos en los años 20, estuvieron los que se mantuvieron en una figuración tradicional, como Xavier Valls o Cristino de Vera, o más expresionista como Juan Barjola o Bonifacio Alfonso.

Nombres claves son Antonio Tàpies, con una curiosa escultura formada por tres cestos, y Eduardo Chillida, "con una obra que no es un bodegón tradicional sino el dibujo de sus herramientas de trabajo, sus tenazas y martillos, que sitúa como conejos muertos de un bodegón", según el comisario.

Agustín Ibarrola, "uno de los grandes pintores vascos conocidos por sus representaciones de obreros, tiene también detalles como la hoz clavada en una viga de caserío" que puede considerarse un bodegón.

Una pintura de grandes dimensiones de Mique Barceló así como las grandes piezas de Manolo Valdés forman parte de un recorrido en el que las pinturas más silenciosas llegan de la mano de Antonio López, Claudio Bravo o Labad.

Este paseo por la historia de un género finaliza con Lulu Figueroa, que con 32 años es la más joven. "Su obra es un bodegón con una visión diferente. En lugar de una perspectiva frontal muestra una visión con influencia cinematográfica"