La danza y el sentido de las cosas de Dimitris Papaioannou en Madrid

  • El artista y coreógrafo griego se dio a conocer en 2004 por dirigir las ceremonias de inauguración y clausura de los Juegos Olímpicos de Atenas

Sólo estará tres noches en Madrid. Los Veranos de la Villa han hecho que, por primera vez en la capital, se pueda ver el trabajo de uno de los mejores coreógrafos europeos: Dimitris Papaioannou. Se trata de uno de los espectáculos de danza contemporánea más esperados dentro del certamen Veranos de la Villa: La coreografía 'The great Tamer' ("El gran domador") creada por el artista griego y definida como "una excavación al sentido de las cosas".

Papaioannou se dio a conocer en 2004 por dirigir las ceremonias de inauguración y clausura de los Juegos Olímpicos de Atenas. El artista propone un "viaje de descubrimiento vital" en su nuevo espectáculo "The Great Tamer".

Once intérpretes en un escenario que se llena de imágenes sugerentes, mezclando teatro físico y performance, son los protagonistas de esta propuesta con la que su creador, aludiendo a los clásicos, quiere "domar el tiempo", sin olvidar que los humanos son los "únicos animales que tienen plena conciencia de su propia muerte".

Para Papaioannou, el montaje puede verse como "un viaje de descubrimiento que nos permite encontrar los poderes que tiene el propio narrador humano". "Mi primera inspiración -ha precisado- es siempre la vida y cómo se vive".

Dibujante de cómics y pintor hace muchos años, ha confesado que escribe sus obras mientras ensaya y nunca sabe hasta el final qué surgirá, pero no ha obviado que siempre aparecen "elementos melancólicos y extraños". A la vez, busca una "conexión alegre con el público" y trabaja "como si fuera un juego". "Se trata de jugar con diversos elementos en este viaje bonito para el ojo del espectador", ha apostillado.

ESCENOGRAFÍA MUY PECULIAR

Con una escenografía poco mediterránea y sí "muy rota", con elementos que remiten al "arte povera" (arte pobre), Papaioannou cree que también podría verse la obra como "la celebración un punto extraña de un funeral", y ha advertido que incluso en un momento así "puede haber un momento divertido si uno piensa y tiene claro que al final será un saco de huesos".

Aunque esta idea la adquirió cuando ya había terminado la obra, procede de una entrevista que leyó con el escritor Nikos Kazantzakis quien consideraba que cuando llegara el momento de la muerte "mejor que te encuentre como un saco de huesos, porque eso significará que durante la vida lo habrás experimentado todo, habrás dejado toda la piel".

Preguntado sobre cuánto hay de danza en sus producciones, el ateniense, que lleva firmados hasta el momento un total de 23 proyectos, ha opinado que si se entiende la danza con el código occidental del movimiento personal "podríamos decir que no hay, pero si hablamos de organización de movimientos, forma, energía, tiempo y espacio, entonces sí estamos hablando de danza".

A su juicio, "estamos en un momento de la historia en el que la danza es lo suficientemente amplia como para meter un híbrido como el que presento". Para el artista, hace cincuenta años quizá se hubiera calificado el espectáculo como de artes visuales y hace cien años "hubiera sido teatro".