El ajoblanco, un plato humilde que sacó a un pueblo andaluz de su aislamiento

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El ajoblanco es uno de los alimentos que tomaban los campesinos para soportar las duras labores del campo, un plato humilde, que en 1968 sirvió a los vecinos de Almáchar (Málaga) para organizar una fiesta con la que consiguieron salir del aislamiento por carretera.

Hasta ese año, llegar a Málaga era una odisea de 60 kilómetros para los habitantes de este municipio del interior de la Axarquía, que preferían utilizar el lecho del río para desplazarse, cuando éste estaba seco, en lugar de la carretera convencional.

El ajoblanco sirvió de excusa para invitar a las autoridades a que tomaran conciencia de la necesidad de mejorar las comunicaciones entre la localidad y Málaga, y los políticos fueron agasajadas con este plato, que fue elaborado por los vecinos a mano, con el resultado de que tan solo tres años después, se construyó una nueva carretera.

El alcalde, José Gámez (IU), ha explicado hoy a Efe que el producto que dio lugar a esto fue el ajoblanco, una sopa fría elaborada con almendras, ajo, aceite de oliva, vinagre y sal, a la que opcionalmente se puede añadir miga de pan, y que se toma habitualmente acompañada de uvas.

"Un alimento de sustento como era el ajoblanco sirvió para reivindicar una mejor comunicación, porque todos sabíamos que el camino de herradura hasta Moclinejo estaba marcado en un trazado de 8 kilómetros; se hizo esta carretera en 1971 y la distancia con Málaga se redujo de 60 a 30 kilómetros", ha manifestado el regidor.

Gámez ha señalado que según la tradición oral, a finales del siglo XIX, una vecina ofreció un vaso de ajoblanco a un ingeniero que hacía el catastro de rústica en la zona, él le pidió la receta, la expuso en el Círculo Mercantil y de esta forma se extendió desde Almáchar al resto de la provincia.

"De esta forma, pasó de ser un plato de pobres a ser un manjar de las mejores casas y restaurantes", ha puntualizado el alcalde, que ha recordado que "el esfuerzo del campo requería de un alimento de sustento del que comiera toda la familia".

Desde 1968, la Fiesta del Ajoblanco se convirtió en una de las pioneras de las celebraciones gastronómicas de la provincia, y mañana cumplirá su 44 aniversario, aunque ya no como reivindicación de progreso, sino como mecanismo de promoción y muestra de hospitalidad y gratitud a los visitantes.

Durante la semana se han elaborado en el comedor escolar de Almáchar 2.000 litros de ajoblanco, que se repartirán junto a 400 kilos de uva moscatel, 100 litros de vino dulce y 40 kilos de pasas.

Yolanda Pérez, una de las cocineras encargadas de preparar el ajoblanco, ha indicado que antiguamente se hacía todo a mano, machacando repetidamente los ingredientes y añadiendo el aceite y el agua, y ha recomendado para su elaboración los productos de la Axarquía y que se tome muy frío.

Al evento de mañana, declarado de interés turístico nacional de Andalucía y de singularidad provincial, está previsto que asistan unas 10.000 personas, lo que significará quintuplicar la población de Almáchar.