'Vulcania', cuando el miedo es un futuro idéntico al presente

El director de cine José Skaf debuta en el largometraje con Vulcania, una película de ciencia ficción en la que el mundo se divide entre un puñado de dirigentes que disponen del dinero y del poder y una comunidad de obreros, partida en dos familias, que viven y trabajan sin preguntarse el porqué.

A pesar de las evidentes similitudes con muchas situaciones que se viven en muchos lugares actuales del mundo, el director ha comentado con Efe que "nunca tuvo intención" de que la cinta tuviera un discurso político.

"Pero es la vida y, cuando terminas una película así y ves los paralelismos con la actualidad, pues sí -reconoce-, son infinitos: la corrupción, el abuso. Y piensas en qué momento de la historia no ha habido un buen maletín con dinero", se ríe el argentino de 38 años, quien después de 20 en Madrid ya se considera "medio español".

Así, afirma que la intención inicial no era hacer una distopía, sino solo plasmar "el escenario para hablar de las luchas de poder, de dos familias enfrentadas, de un pueblo lleno de gente que no sabe por qué ni para quién trabaja. Eso era más importante que mostrar un futuro negro; es más -aclara, no quería mostrar un futuro negro".

Lo cierto es que en Vulcania, un agradable lugar embutido entre montañas donde todos sus habitantes trabajan extrayendo mineral y fabricando acero, se produce un accidente en el que mueren las parejas de los dos personajes protagonistas, Jonás (Miquel Fernández) y Marta (Aura Garrido), cada uno miembro de una de las dos familias en las que está repartida la sociedad.

La aparición de un libro y las dudas de ambos sobre lo ocurrido desatan las ganas de saber; un problema grave para los líderes de la comunidad, dirigidos en la sombra por Adam, "una especie de dios perverso y maligno", explica su álter ego, Ginés García Millán, a Efe, convencido de que, en su complejidad, este personaje también tiene un lado bueno.

El pueblo recibe los mensajes a través de un hombre pulcro y convincente (José Sacristán), pero sólo es una marioneta a las órdenes de Adam.

"Eso nos suena", se ríe el actor murciano, que vive un momento dulce en su carrera tras su éxito en series de televisión como Isabel o Velvet, y cintas como Felices 140 o La punta del iceberg.

Vulcania, dice, es una película que, "sin ser de terror, produce miedo", quizá por "la imposibilidad de la libertad individual -puntualiza García Millán- y utiliza la metáfora de los poderes sobrenaturales de uno de los personajes para mostrar la capacidad de todos de ser libres. Pero, por lo que nos rodea, no somos capaces de ser dueños de nuestro destino".

En su opinión, "si fuésemos más valientes y nos quitásemos el velo de los ojos, seríamos capaces de conseguir un mundo mejor, y a veces nos falta esa determinación, como proponía Shakespeare".

Silvia Abril, la esposa del todopoderoso Adam, defiende a su personaje: "Hoy también hay muchas mujeres que valen más por lo que callan que por lo que hablan. Mi personaje está, pero parece que no está y toma nota de todo", comenta la actriz y humorista catalana.

El protagonista, Miquel Fernández, explica que le gusta el cambio que experimenta Jonás a lo largo de la película: "De ser casi un autómata, como todos, a ver cómo poco a poco empieza a crecer y a interesarse por otras cosas. Pasa de ser un muerto viviente a estar", una especie de "antihéroe" que no quiere ser héroe.

"Para mí, era muy importante que la película terminase con esperanza", concluye el director, ilusionado con la posibilidad de que "la gente que vea la película piense y la relacione con cosas que conoce". En la película, que se estrena el próximo viernes 4 de marzo, destacan igualmente las actuaciones de Sacristán, Aura Garrido y Ana Wagener.