Un Rigoletto comprometido con la justicia, en el Teatro Real

  • La ópera se representará integra, sin cortes, hasta el 29 de diciembre

Con un juego escénico de claroscuros, de luz y oscuridad que recuerda las pinturas de Caravaggio, el Rigoletto de Giuseppe Verdi que regresa al Teatro Real con una producción procedente de la Royal Opera House de Londres tiene un compromiso radical contra la injusticia.

Así lo ha considerado el director verdiano Nicola Luisotti durante la presentación de la obra, de la que habrá 16 funciones, todas ellas dirigidas por él, menos la del día 26 de diciembre que contará con la participación de Jordi Bernàcer.

La ópera se representará integra, sin cortes, en el Real desde el 30 de noviembre hasta el 29 de diciembre, escenario al que se subirá el Rigoletto más veterano de la actualidad, Leo Nucci, quien protagonizará cuatro representaciones, los días 30 de noviembre y 3, 6 y 10 de diciembre.

Dando vida a este personaje figuran también en el reparto Luca Salsi y Juan Jesús Rodríguez, mientras que Gilda estará representada por Olga Peretyatko y Lisette Oropesa y el duque de Mantua por Stephen Costello, Francesco Demuro, Piero Pretti y Ho-Yoon Chung.

Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, ha recordado que Rigoletto, basada en la obra de Víctor Hugo "Le Roi s'amuse" (El Rey se divierte) en la que se relata la historia de un rey cínico e inmoral, inspirado en Francisco I de Francia, es una de las numerosas obras de Verdi que tuvo problemas con la censura y fue tachada de escandalosa, repugnante e inmoral.

El director se congratuló de poder contar en el Real con "el maestro" Luisotti para dirigir "una obra como esta. Es todo un privilegio".

Director musical de la Ópera de San Francisco desde 2009, para Nicola Luisotti Rigoletto es una ópera "extraordinaria que nace en un momento histórico muy interesante en Italia, en la que un padre quiere proteger a su hija de un ambiente corrupto. El texto estuvo prohibido durante tiempo ya que es muy crítico con la sociedad de su tiempo, mostrando que en la corrupción, en el fango, puede crecer una flor, pero muere".

La intención de Verdi "era animar a los italianos a la reflexión y decidió de forma radical criticar los vicios de la sociedad. En Rigoletto crece una flor, Gilda, que en ese ambiente no puede prosperar".

Según Luisotti, Verdi "necesitaba que su obra fuera amada por el público, aunque el texto fuera dramático. La música de Verdi sigue estando ahí y forma parte de una sociedad que desea que un país sea mejor".

Justyn Way, responsable de la reproducción de la versión creada por David McVicar para la Royal Opera House Covent Garden de Londres, ha recordado que en su puesta en escena McVicar ha querido presentar "un grito contra la injusticia contra la lucha del hombre contra el hombre y del poder corrupto que nace como el cáncer".

David McVicar "siempre pone el corazón de las cosas en la ópera. No se trata de interpretar las obras sino que las sitúa para que puedan hablar al público actual como lo hizo Verdi en su época".

Esta interpretación se traduce en una plataforma que gira y en la que se encuentran dos mundos totalmente distintos, el del Duque "brillante, con oropeles, donde ricos cortesanos viven sumidos en la degeneración y en la crueldad, y el de la mísera casucha donde vive Rigoletto con su hija Gilda, un mundo oscuro, parecido a un basurero que subsiste de los despojos que tiran desde el mundo del Duque".

El Duque representa el poder absoluto, la vida y la muerte "y la deformidad interior de su alma está representada a través de la deformidad física de Rigoletto".

En esta atmósfera intensa y opresiva se indaga en la ambivalencia del personaje, repleto de emociones conflictivas y violentas, y a la vez convierte la obra en un grito de rabia contra la injusticia. En torno a "Rigoletto" se ofrecerá el 13 de diciembre un concierto de los "Domingos de cámara", con obras de Verdi, Mozart y Dvorák.

La Filmoteca Nacional proyectará los días 27 y 30 de diciembre la filmación de Rigoletto dirigida por Jean-Pierre Ponnelle e interpretada por Luciano Pavarotti, Ingvar Wixell y Edita Gruberova, y el Museo del Romanticismo incorporará dos figurines procedentes de Rigoletto en su Rincón del Real.