Raphael pule piezas olvidadas en busca de "las nuevas joyas de la corona"

Raphael en concierto
Miguel Rafael Martos Sánchez, artísticamente conocido como Raphael (Linares, Jaén, España, 5 de mayo de 1943), es un cantante español. En 1982, recibió un simbólico disco de uranio por las ventas de 50 millones de discos durante su carrera musical. discografía es extensa |Telemadrid

¿Por qué buscar nuevo repertorio cuando el antiguo se compone de canciones relegadas por el peso de los éxitos pero "igual de válidas y a veces incluso mejores"? Bajo esa premisa, el orfebre Raphael ha querido pulir con nuevos arreglos a "lo Big Band" 14 viejos temas en busca de "las nuevas joyas de la corona".

"Las joyas de la corona nacieron así y así tienen que morir. (...) Son como una sinfonía de Beethoven, tienen que estar ahí intocables", ha explicado hoy a Efe el artista sobre clásicos como "Yo soy aquel" y los motivos que le llevaron a escoger otras piezas menos conocidas para su nuevo disco, "Mi gran noche", un proyecto personal que nace al margen de su discográfica.

Convencido de que "no se escribe ahora como se escribía entonces" y de que en su producción no hay "rellenos", decidió "revisitar" temas de finales de los años sesenta como "Si ha de ser así" o "Poco a poco", reinterpretarlos y añadirles arreglos orquestales, sin los recortes que la censura franquista aplicó a la letra, por ejemplo, de "Los amantes".

En esa misión, contó de nuevo con la colaboración como productor de Jacobo Calderón, hijo del recientemente fallecido Juan Carlos Calderón, y también con el asesoramiento de su hijo, Manuel Martos.

"Es un músico nato, tiene mucha intuición y además él puede decirme cosas que otras personas no se atreven", dice.

"TESOROS TREMENDOS"

Como resultado, asegura que se ha topado con "tesoros tremendos" y afirma contundente que "este disco es un cañonazo" y que no está por la labor de "grabar cosas que no sirven para nada".

"No soy un nostálgico", insiste él, que ha reproducido en la portada una imagen de sus comienzos pero con las marcas que en él han dejado los años. "Soy más bien de lo que viene", insiste.

Y lo que viene es internet, razón por la que este disco solo podrá adquirirse en formato físico en sus próximos conciertos y en versión digital a través de iTunes.

"Tenía esa inquietud de seguir los nuevos caminos de la música", afirma Raphael, que se declara un usuario habitual de la red para comunicarse con su familia durante las largas giras y descansar así la voz.

"Yo uso internet, pero internet no me usa a mí", precisa el de Linares, que afirma que no ha sentido la tentación de teclear su nombre para ojear los a veces temibles resultados de los buscadores.

RETOS INÉDITOS

En el espíritu de su nuevo proyecto y en esa forma novedosa de distribuirlo, da muestras de su necesidad continua de exponerse y someterse a retos inéditos.

"El día que yo sienta que lo tengo todo dominado, apaga y vámonos. Tengo que estar siempre con la energía de un eterno debutante", apunta.

Resulta curioso viniendo de alguien que, según pisa el escenario, es aclamado por miles de seguidores en cada show, aunque relate después que, siempre que termina un concierto, protesta.

"Siempre encuentro que las cosas podrían haber salido mejor, aunque todo el mundo esté en pie", asegura.

Cabe preguntar entonces, utilizando el título de este nuevo disco, cuál ha sido para él su gran noche.

Se remonta a la velada de su reaparición artística en el Teatro de la Zarzuela, en septiembre de 2003, tras recuperarse del trasplante de hígado. Cuenta que después del concierto se dirigió a su mujer y le preguntó: "¿Has visto alguna vez a un hombre feliz". "Pues mírame", respondió.

Más noches triunfales le quedan al intérprete de "Digan lo que digan" que, apenas cuatro meses después de su última gira, volverá a lanzarse a la carretera con un nuevo tour internacional que le llevará el 13 de abril a México, después a EEUU y, ya en septiembre, de vuelta a España.

Su auditorio favorito, el Teatro de la Zarzuela de Madrid, le acogerá entonces durante seis noches consecutivas a la espera de que, como en reza el título de uno de esos nuevos cortes revisitados, le manden rosas.