Cervantes, un sabio de la vida

"Ayer me dieron la extremaunción, y hoy escribo esta. El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan, y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de de vivir". Así escribía Cervantes en su lecho de muerte, el 19 de abril de 1616, murió el 22 y el día 23 le enterraron en Madrid. Unas palabras que el autor del Quijote, el clásico en español más influyente de todos los tiempos, dejó en la dedicatoria de su novela póstuma "Los trabajos de Persiles y Segismunda", publicada en 1617 y que demuestran que este sabio que fue un gran vividor, murió trabajando.