Ovnis: ¿vienen o no?

Hace un par de meses, la estrafalaria noticia de que la ONU había nombrado a una embajadora plenipotenciaria para el contacto con delegaciones extraterrestres ocupó cierto espacio informativo en la práctica totalidad de los medios de comunicación del planeta. Aunque, al día siguiente, la noticia fue parcialmente desmentida, lo cierto es que la expectación mediática y ciudadana que generó hizo a muchos reflexionar sobre la avidez con que parte del género humano mira hacia las estrellas esperando una respuesta alienígena.

El reportaje de Treinta Minutos “Ovnis: ¿vienen o no?” es una revisión crítica de la “cuestión ovni”, la cual, en los últimos años, ha menguado considerablemente en términos de interés y presencia sociológica: si en los años 50 y 60 se produjeron en todo el mundo decenas de oleadas de avistamientos, si en los años 70 se inició el fenómeno de los contactados, si en los 80 y los 90 abundaron los testimonios de supuestas abducciones y proliferaron miles de sectas ufológicas… lo cierto es que, con la llegada del nuevo milenio, el fenómeno se replegó modestamente sobre sí mismo: los contactados acallaron sus voces, los respectivos Ejércitos del Aire de varios países europeos desclasificaron sus Expedientes sin que hubiera ningún caso de explicación incontestablemente alienígena; todo se desinfló de tal forma que, incluso, muchos ufólogos renombrados se desdijeron discretamente de las extravagantes teorías que habían mantenido no mucho tiempo antes. Por poner un ejemplo pragmático: con la llegada de la primera década del milenio desapareció de los quioscos de prensa y de las librerías, buena parte de denominada “literatura” ufológica. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué no acaban de manifestarse los extraterrestres? ¿Alguna vez -siguiera en una sola ocasión- han llegado hasta nosotros? Y, si, después de tanta expectación, todo ha sido un fiasco, entonces: ¿por qué el proyecto SETI de búsqueda extraterrestre, dependiente de la NASA, sigue en funcionamiento? ¿Y por qué el Nobel Stephen Hawking ha advertido asimismo de que no es prudente seguir mandando señales al espacio desde la Tierra destinadas a ignotas civilizaciones exteriores, por si acaso no son tan pacíficas como cabría suponer?

Treinta Minutos se ha situado en la línea intermedia que separa a quienes creen honestamente en la hipótesis extraterrestre del fenómeno ovni y quienes, por el contrario, piensan que todo se debe a confusiones visuales, delirios más o menos patológicos, modas y fantasías transitorias e, incluso, manifestaciones del inconsciente colectivo.

Una cámara del programa ha acompañado a los representantes de la Sociedad Española de los Amigos del Misterio, que organizan a lo largo del año varias Operaciones Ovnis. En esta ocasión, la Operación Ovni se ha desarrollado en plena noche, cerca de la zona de El Atazar, “zona caliente” de avistamientos, según estos ufólogos. Allí, los miembros de esta curiosa sociedad, acuden dotados de dispositivos electrónicos para discriminar lo que son simples satélites o basura espacial y lo que podrían ser objetos tripulados no humanos.

También ha visitado Treinta Minutos a Ismael Pérez Fernández uno de los más firmes defensores en España del Proyecto SETI (Search for Extra Terrestrial Intelligence), dependiente de la NASA. Ismael es director del grupo de Cosmología de la Sociedad Astronómica, dedica buena parte de su tiempo al SETI: el análisis de las señales radioeléctricas que recogen los principales radiotelescopios. Cada patrón diferente, cada variación, por mínima que sea, en la recepción de la señal, es minuciosamente diseccionada.

El antropólogo José Antonio Plaza -que ha estudiado el fenómeno ovni desde hace décadas- no confirma ni desmiente; pero reconoce que el único método válido de trabajo es filtrar y cribar. Más escéptico se muestra Félix Ares, presidente de la Sociedad Española para el Avance del Pensamiento Crítico, que afirma radicalmente que detrás de muchos avistamientos se esconden numerosos problemas psiquiátricos no bien diagnosticados y, en el mejor de los casos, puro afán de protagonismo. Bartolo Luque, matemático y analista de Sistemas Complejos también se muestra escéptico y equipara con argumentos a la creencia en los ovnis con las hadas y los duendes.

Una cámara del programa ha grabado algunos de los archivos secretos ahora desclasificados, custodiados en el Cuartel General del Ejército del Aire: para los escépticos, la desclasificación es la prueba de que no hubo ni hay nada. En cambio, para los ufólogos desconfiados, la desclasificación significa que los casos han sido analizados –por desgracia- de forma individual, sin establecer un patrón que explique el fenómeno en su conjunto.

Respecto al polémico auge de los contactados de décadas pasadas, las conclusiones son igualmente contradictorias: para los escépticos, la explicación psiquiátrica es la única opción. Para ufólogos convencidos, como Enrique de Vicente (director de Año Cero) el fenómeno contactista es tan real y cierto, que incluso –siempre según él- hasta un conocidísimo político de la Transición Española tuvo una experiencia de abducción.

El programa ha visitado también las instalaciones del Centro de Astrobiología de Torrejón de Ardoz, dependiente del INTA quienes de una manera científica y absolutamente aséptica investigan los rastros de vida, por insignificantes que sean y desde luego no inteligentes, que pudiera haber en Marte y la Luna.