El Bayer Leverkusen de Xabi Alonso está a un paso de acabar con la leyenda del Vicekusen, que surgió en el cambio de siglo cuando el equipo de las aspirinas acumuló segundos lugares sin llegar a ganar la Bundesliga que esta ocasión sólo difícilmente puede escapársele.
El camino más claro para el título sería derrotar al Werder Bremen el domingo, pero el Leverkusen podría ser campeón incluso el sábado si el Bayern pierde contra el Colonia y el Stuttgart contra el Eintracht Fráncfort.
Si el Bayern y el Stuttgart se dejan los puntos -ambos 16 por debajo- al Leverkusen le bastaría empatar contra el Bremen para coronarse campeón alemán por primera vez en su historia.
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El título podría llevar incluso a que se modificara el texto del himno del club. "Tenemos la Copa de la UEFA, tenemos la Copa de Alemania y la Bundesliga la ganaremos la próxima vez", dice el texto.
Esa invocación de "la próxima vez" fue durante un tiempo objeto de sarcasmo por parte de los seguidores de otros clubes que veía como el Leverkusen tendía a quedarse a las puertas del título.
La situación más dramática se dio en 2000, cuando el Leverkusen le bastaba en la última jornada un empate a domicilio contra el Unterhaching, un equipo que ya había descendido, para coronarse campeón.
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El Leverkusen perdió por 2-0 y la ensaladera -el trofeo de la Bundesliga- tuvo que ser trasladada en helicóptero de Unterhaching a Múnich donde el Bayern, que ya había felicitado anticipadamente el rival por el título, se coronó campeón contra todo pronóstico.
Dos años después, en la temporada 2001/2002, el Leverkusen -dirigido por Klaus Topmöller-, jugó un fútbol que sedujo a toda Europa. Dominó la Bundesliga casi de principio a fin y llegó a la final de la Copa de Alemania y de la Liga de Campeones.
Un bajón en las últimas tres jornadas le permitió al Borussia Dortmund arrebatarle el título de la Bundesliga. La final de la Copa de Alemania -a la que llegaba como favorito- la perdió con el Schalke y la final de la Liga de Campeones la perdió con el Real Madrid.
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Aquella ocasión fue la última en la que el Leverkusen rozó el título de la Bundesliga que ahora no parece posible que se le escape en medio de una temporada casi perfecta.
Los tres puntos que le falta para asegurarse el título, a falta de seis jornadas para que termine la Bundesliga, parecen sólo cuestión de trámite.
Dentro de las cosas que le ha dado Xabi Alonso al Leverkusen, muchos comentaristas han resaltado una mentalidad ganadora muy fuerte que los diferencia de los equipos de 2000 y 2002.
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A lo largo de la temporada el Leverkusen no sólo ha ganado partidos en los que el control que suele tener el campo le da frutos desde el comienzo sino también otros en los que ha tenido viento en contra y ha logrado varias veces darle vuelta a compromisos en los minutos finales.
El Leverkusen puede estar por debajo el marcador, los minutos pueden ir pasando de manera inexorable, pero el estilo se mantiene como guiado por una convicción de hierro de que el final dará resultado.
Un 3-4-3 flexible -que a veces que convierte en un 3-4-2-1 y a veces en un 3-4-5 con Jeremie Frimpong y Alejandro Grimaldo jugando de extremos- es el esquema más habitual que ha utilizado el Leverkusen en esta temporada.
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No obstante, en la victoria por 3-0 ante el Bayern -con la que ya no quedaron dudas de las posibilidades del título- Xabi Alonso varió el esquema y jugó con la defensa de cuatro, con Josip Stasinic y el ecuatoriano Piero Hincapié como laterales.
Además de la Bundesliga, que parece cuestión de trámite, queda por delante la final de la Copa de Alemania -en la que el Leverkusen parte como favorito ante el Kaiserslautern- y el recorrido que le pueda quedar en la Liga Europa.
