El Rayo cierra un mal año con un futuro repleto de dudas

  • Le mantienen mirando de reojo a Segunda B
Rayo Vallecano
Rayo Vallecano |Telemadrid

2016 pasará a la historia como un mal año para el Rayo Vallecano por el descenso a Segunda con Paco Jémez, el mal inicio de temporada en la categoría de plata con José Ramón Sandoval y las dudas que rodean al equipo tras la llegada de Rubén Baraja y que le mantienen mirando de reojo a Segunda B.

Después de cinco temporadas consecutivas en Primera, el descenso a Segunda supuso un mazazo para el Rayo Vallecano del que todavía no se ha recompuesto y que le está costando asimilar.

PROFUNDA HUELLA

La manera de perder la categoría con la derrota en Anoeta en un partido frente a una Real Sociedad que no se jugaba nada hizo que asuntos extradeportivos empezaran a aflorar y algunos jugadores fueran señalados por conductas poco éticas y falta de actitud en el momento clave de la temporada.

Ese fatal desenlace puso fin a un lustro dorado del Rayo en Primera y también a la etapa en el banquillo de Paco Jémez, un técnico que a nivel informativo situó al equipo vallecano entre los más mediáticos y que en el plano deportivo dejó una profunda huella en la estructura del club.

EL NAUFRAGIO DEL PROYECTO DE SANDOVAL

Para liderar el proyecto de Segunda, la directiva echó la vista atrás y apostó por José Ramón Sandoval, el artífice del ascenso a Primera en 2011 y con el que, gracias al Tamudazo frente al Granada en 2012, se logró una permanencia agónica que ya ha pasado a la historia.

Desde el primer día el proyecto de Sandoval empezó a naufragar porque los malos resultados, unido a la mala conexión con algunos pesos pesados del vestuario, convirtieron el ambiente en irrespirable. El desenlace acabó con su destitución después de 13 jornadas disputadas en las que el equipo rondó el descenso.

A esos puestos cayó dos jornadas después, el 27 de noviembre, tras perder con el Lugo y empatar con el Huesca en los dos primeros partidos de Rubén Baraja como entrenador.

UN CLUB SIN RUMBO

Fue el reflejo de un equipo sin rumbo y sin un estilo de juego definido que comete errores en momentos de clave. La situación se arregló un poco con las victorias frente a Alcorcón y Nàstic, dos rivales de la zona baja, pero de nuevo dos derrotas, contra el Levante y el Zaragoza, cierran un mal año que aumenta las dudas sobre el futuro del equipo.

Para competir en Segunda, la directiva decidió que no saliera ningún jugador con contrato salvo que se pagara su cláusula. De esta forma, la gran mayoría de futbolistas que perdió la categoría sigue en el vestuario.

En el mercado de verano hubo muy pocas incorporaciones y las que hubo están pasando desapercibidas. Primero porque con Sandoval no rindieron al nivel esperado, al igual que la mayoría de sus compañeros, y segundo porque con Baraja, salvo el portero Paulo Gazzaniga, que cubre la vacante del lesionado Toño, es el único que juega con asiduidad.

BAJAS Y AUSENCIAS

Pablo Iñiguez, lesionado la primera jornada, no ha vuelto a jugar desde entonces, Galán y Cristaldo permanecen casi inéditos y Comesaña y Zuculini no están entrando en las convocatorias de Baraja por decisión técnica, igual que Lass y Johan Mojica, dos de los futbolistas con más desborde del equipo y que regresaron esta temporada tras cesión.

Las tres semanas de parón competitivo servirán para que Baraja y la dirección deportiva analicen a fondo la situación que vive el equipo y las carencias y líneas a reforzar. Sobre la mesa ya se trabaja en traer un portero, puesto que tras la lesión de Toño el argentino Gazzaniga no termina de convencer y la apuesta por el canterano Lucho García se ve desde el club como demasiado arriesgada por su juventud.

El mes de enero, en el que el Rayo se medirá a Córdoba, Sevilla Atlético, Elche y Valladolid, marcará el devenir del equipo en la competición y también en la clasificación, de la que ahora le separan once puntos del ascenso directo, cinco de los puestos de promoción, pero solo tres de los de descenso.