Mireia Belmonte: "Me queda ser campeona del mundo en piscina de cincuenta"

  • Todavía tiene "retos por delante, como el Mundial del año que viene en Hungría"
Mireia Belmonte
Mireia Belmonte |Telemadrid

Mireia Belmonte, oro en 200 mariposa y bronce en 400 estilos en los Juegos Olímpicos de Río 2016, apuntó ambiciosa hacia nuevos objetivos, entre los que situó "ser campeona del mundo en piscina de cincuenta".

La nadadora de Badalona, cuádruple medallista olímpica, afirmó en rueda de prensa que en la ciudad carioca hizo realidad "el sueño de ser campeona olímpica" pero subrayó que todavía tiene "retos por delante, como el Mundial del año que viene en Hungría". "Me queda ser campeona del mundo en piscina de 50. Hay que querer más y no conformase con lo que se tiene", dijo.

Acompañada por su técnico, el francés Fred Vergnoux, Mireia Belmonte se mostró satisfecha con lo conseguido en los Juegos de Río, donde se erigió en la primera nadadora de más de 25 años que gana la final olímpica de 200 mariposa.

"En ese momento tenía ganas de llorar y de reír", reconoció la catalana, quien en la ceremonia de entrega de medallas dejó salir "la emoción que tenía contenida". Mireia Belmonte explicó que todavía no ha visto el vídeo de esa final porque es un momento que quiere compartir con su familia, pero sí destacó una imagen: "cuando nos quedan quince centímetros para llegar a la pared".

"Esa foto describe cuatro años de trabajo en los que hemos buscado la perfección", expuso.

Preguntada por la importancia de su victoria, Belmonte reconoció que todavía le resulta "difícil asimilar una cosa tan grande" como la consecución de su primer oro -en Londres 2012 fue plata en los 800 libre y en los 200 mariposa- y lo valoró como el premio al trabajo realizado los últimos cuatro años bajo la dirección de Fred Vergnoux y su equipo de trabajo.

"Es un entrenador exigente, duro, pero compartimos momentos buenos, estamos casi siempre riendo", señaló. Inmersa en la lucha por las medallas en las tres finales que disputó, Belmonte, que fue cuarta en los 800 libre, destacó su evolución en el aspecto psicológico desde la pasada cita olímpica.

"En Londres era más novata. Es verdad que había ido ya a Pekín, pero no sabía qué era luchar por las medallas. Ahora sé controlar los nervios y las emociones de estar en una final olímpica. Tienes que aprender a creerte que eres tan favorita como la que está en la calle 4 y estar preparada para luchar sin pensar en lo que pueda suceder a nivel externo", explicó.

La española recordó asimismo los duros momentos que vivió el pasado año dada su lesión en los hombros. "Renuncié a los Mundiales de Kazán y creí que no había salida. Vi cómo Fred se iba en el autobús y yo me quedaba en casa. Ahora siento que fue una buena idea no competir allí. Me hizo reflexionar, parar a tiempo y madurar, como persona y como deportista", sentenció